Velocidad y alcohol:

Una puerta hacia la muerte o discapacidad

Redacción: Yannisse Vergara

La velocidad y el alcohol se han convertido en una combinación letal, capaz de dejar secuelas imborrables en la vida de quienes conducen e incluso de aquellos que jamás pensaron sufrir por la irresponsabilidad de las acciones cometidas por otros.

Christian Rodríguez de 21 años, vive desde hace 9 meses la experiencia más difícil de su vida, luego de tomar una decisión que casi lo lleva hacia la muerte.

Este joven oriundo de la provincia de Coclé, se dirigía de la ciudad capital hacia el distrito de Penonomé para reunirse con su familia, pero en el trayecto perdió el control del vehículo e impactó de frente contra otro auto dejándolo con una discapacidad física.

El ‘Día del Niño’ que marcó la vida de una familia

Así como Christian, ha tenido que batallar por una decisión equivocada. Hay otras personas que les ha tocado vivir situaciones muy difíciles por la inconciencia de terceros en la vía.

Iveth Valdés tenía una vida normal, pero a los 31 años sufrió junto a sus hijos un accidente de tránsito que la mantuvo en coma durante tres meses.

Todo ocurrió el 19 de julio del año 2009 (Día del Niño), mientras regresaba con su familia de Santiago de Veraguas hacia la ciudad de Panamá. Para su sorpresa un conductor por Loma Campana impacta su vehículo en la parte trasera, arrojándolos al precipicio.

En ese momento Iveth, en medio del confuso suceso, trató de sacar a sus hijos del auto mientras que otros conductores atónitos solicitaban asistencia médica de urgencia.

Una vez llegaron los paramédicos y rescatistas, trataron de llevárselos, pero Iveth aseguraba que su hijo más pequeño de 2 años se encontraba debajo del asiento del conductor, por lo que se resistió a su traslado y como pudo sacó a su hijo, quien también se encontraba gravemente lesionado.

Lo más sorprendente, es que el conductor que impactó el auto de Iveth se dio a la fuga y jamás supieron quién fue el responsable.

El sueño profundo y una nueva oportunidad de vivir

Esta mujer no hizo más que aferrarse a la vida en todo momento, puesto que las lesiones que había sufrido eran sumamente severas.

Iveth se sometió durante 88 horas a una terapia de hipotermia donde prácticamente quedó congelada para desinflamar y descomprimir su médula ósea, y poder así realizarle una cirugía donde le remplazaron parte de sus vertebras. Una vez concluida la operación, los médicos esperaban que los resultados fueran exitosos, pero no despertó.

Ante esta situación y por la complejidad de su condición de salud, los galenos recomendaron a su esposo y familiares la desconexión de su cuerpo del respirador artificial, ya que habían pasado mucho tiempo y no respondía a los estímulos. Milagrosamente Iveth, quien se desempeñaba en ese entonces como directora de las fiscalías electorales, se despertó del sueño profundo para luchar por sus seres amados.

Para su sorpresa, su recuperación fue bastante rápida y le tocó acelerar el proceso porque su hijo de 2 años había padecido un gran trauma luego de fracturarse las dos piernas y el cráneo.

Iveth, quien funge en la actualidad como jefa de la Oficina de Igualdad de Oportunidades para las personas con discapacidad e igualdad de Oportunidades para las Mujeres en el Ministerio de Vivienda y Ordenamiento Territorial (Miviot), llama a la conciencia de quienes conducen para que entiendan que tener un vehículo es un arma con el cual se puede lastimar a otros. Al tiempo que espera, que quienes tienen una discapacidad sean incluidos en la sociedad porque tienen mucho que aportar.

Rehabilitación en Panamá

Desde hace 32 años existe en Panamá el Instituto Nacional de Medicina Física y Rehabilitación (Inmfr), antiguo Centro de Rehabilitación para Impedidos (CRI), el cual atiende pacientes con distintas patologías, edades y género.

Aunque el Inmfr ofrece sus servicios a pacientes de todas las edades, el 60% de las atenciones son para niños menores de cinco años, explicó a TVN-2.com, Iliana Rodríguez- Mesa, directora médica encargada.

Impacto financiero

Directa o indirectamente, los accidentes de tránsito dejan a una persona con lesiones o discapacidad un alto impacto financiero por los gastos en atenciones médicas, rehabilitaciones, medicamentos, alimentación, movilización y días de trabajo perdidos.

Según datos revelados por la Dra. Rodríguez- Mesa, la mayoría de los pacientes que asisten a recibir cuidados especiales oscilan entre 35 a 49 años producto de los traumas dejados por accidentes de tránsito, siendo los hombres quienes superan las cifras de atención en contraposición a las mujeres. No obstante, en el Inmfr se han atendido pacientes de 4 a 60 años producto de múltiples lesiones en el cuerpo por accidentes.

“El proceso de rehabilitación es cara e instituciones como las nuestras ofertan una posibilidad de minimizarlo. Pero la verdad es estimado que cualquier paciente que requiera atención entra en los miles de dólares de acuerdo a la condición en la que llega y la que queda posterior a su periodo de recuperación”, aseveró Rodríguez- Mesa.

Adicional a ello, las terapias especializadas con tecnologías como robótica, laboratorio de marcha, entre otros, tienen un costo que oscila entre $200.00 a $1,000.00 dependiendo de cada caso.

Esto sin tomar en consideración, los gatos en bastones, andaderas o sillas de ruedas que pueden ir de $700.00 e incluso superar los $10,000.00 dependiendo de la necesidad y medidas de cada paciente, ya que no se confeccionan en Panamá, sino en países como Estados Unidos, México y Colombia.

Adiós a la vida

A pesar de que las infracciones por conducir a exceso de velocidad están en $50.00 más la asistencia a charla, y por consumo de bebidas alcohólicas dependiendo de la reincidencia inicia en $150.00 y puede terminar hasta en $2,000.00, así como la cancelación de la licencia de conducir, esto parece no importarle a algunos conductores quienes diariamente se juegan la vida y ponen en peligro a otras personas.

Para tratar de incidir positivamente en la educación vial de los futuros conductores en el territorio nacional, la ATTT lleva adelante un programa dirigidos a niños de 4 años hasta adolescentes de 17 años, a través de guías didácticas donde a la fecha se han capacitado 40 mil estudiantes de centros educativos oficiales y particulares a nivel nacional para crear conciencia vial, asegura Ramírez.

La intención de esta iniciativa es impactar en la vida de 700 mil estudiantes en las escuelas públicas y 100 mil estudiantes a nivel privado.

 

Penas por homicidio culposo

Matar a una persona mientras conduce, no solo podría llevarle a prisión. Las cargas emocionales que conlleva cometer un delito como este, marca la vida de quien perpetró el hecho, sus familiares y el de sus víctimas.

El artículo 133 del Código Penal, establece penas que van de 3 a 5 años por la comisión de este tipo de delito. Pero sí en el accidente de tránsito mueren dos personas o más, la sanción se incrementa a 6 años con privación de la libertad.

Para Toribio Díaz, vocero del Movimiento de Víctimas de la Violencia Vial de Panamá, lamentablemente hay muy poca intervención del Estado, porque no existe un centro especializado para darles atención a las víctimas que sufren accidentes de tránsito.

Esta realidad, ha llevado a que el Movimiento de Víctimas de la Violencia Vial de Panamá impulse una propuesta a partir del primer semestre de 2018 para incrementar las penas de 10 a 12 años a los conductores que transitan por las vías bajo los efectos de bebidas alcohólicas o intoxicación por estupefacientes.

De igual forma, están tratando de incorporar un Centro de Atención Ciudadana con el apoyo del Municipio de Panamá para personas con discapacidad y víctimas de la violencia vial.

 

Visibilidad

Otra de las deficiencias encontradas por esta agrupación, es la carencia de cifras oficiales donde se pueda medir el porcentaje real de víctimas productos de accidentes de tránsito, por lo que se está impulsando la creación de un “Observatorio de Violencia Vial” para la formación estadística que permita ejecutar políticas públicas más acertadas en el país.

Las personas con discapacidad y sus familias, continúan luchando por dejar de ser un grupo invisible, donde sus capacidades sean potenciadas y puedan desarrollarse a plenitud en la sociedad de manera inclusiva, con espacios accesibles e integración, bajo políticas públicas que les permitan el pleno goce de sus derechos y deberes consignados en nuestras leyes.